Se trata del primer besamanos de María Santísima de Gracia y Esperanza tras el periodo vivido en el convento de San Leandro, donde permaneció durante unos meses debido a las obras en su propio templo.
La Virgen Niña de Fernández Andes lucía esplendorosa en su parroquia de la plaza Carmen Benítez. Para un servidor, ver la dulzura de su rostro bajo su palio de malla dorado un Domingo de Ramos por callejuelas como Caballerizas o Imperial es un deleite; cuanto más haber podido tenerla tan cerca de mí, y poder besar su mano misericordiosa. Dios te salve Virgen Niña de San Roque.
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